Taller municipal de instrumentos musicales: «El ensamble es nuestra ventana a la comunidad»

Este sábado en el Paseo de los Trenes se le brindará un merecido reconocimiento y distinción a Nicolás Faes, músico de gran trayectoria y prestigio internacional, discípulo de Jaime Torres en su afición al charango, instrumento que lo apasiona y compromete en cada cuerda que suena. Ese mismo amor por la música es el motor que lo impulsa a enseñarla en el Taller municipal de Instrumentos Musicales junto a otros artistas y profesores. Dialogamos con él sobre el trabajo que realizan en el espacio del Centro Integrador Comunitario, plasmado hoy en el Ensamble que nuclea a sus estudiantes, chicos y grandes, que lo acompañarán en el recital “Soná, charanguito”, este sábado 19 de octubre a las 21 hs.
Consultado sobre los inicios del taller, Nicolás Faes explicó “el comenzó en el año 2012 por una iniciativa de Carolina Cabrera y Alejandro Mossman presentada al Municipio y que tuvo una buena recepción. Se hicieron las gestiones para conseguir los instrumentos y un año después me incorporan a mí, trabajando principalmente con niños y adolescentes. Los instrumentos que se enseñaban en ese momento eran guitarra teclado, violín y aerófonos. Tiempo después se incorporaron los profesores German Faes en percusión y el aerofonista Walter Arjona. Un poco la característica de nosotros es que tocamos varios instrumentos entonces nos permite ir abordando distintas áreas de lo que se enseña”, explicó.
Actualmente el taller está integrado por el profesor José Luis Ríos en guitarra, Sergio Cardoso en teclado, Germán Faes en percusión y Nicolás Faes, en charango y “algunos otros instrumentos”, agregó con extrema humildad.
Sobre el trabajo que viene realizando en cada encuentro del taller Nicolás señaló, “desde sus inicios, el taller tuvo la misma dinámica de enseñar cuatro o cinco temas por año donde cada profe le transmitía a sus alumnos lo que debía tocar y luego se ensamblaba en ensayos generales. En cierta forma, los arreglos se decidían entre los profes, y la dinámica estaba un poco direccionada por esa forma de trabajo. Desde hace dos años el trabajo ha sido más orientado a recepcionar las inquietudes de los alumnos y construir a partir de allí el repertorio, por ello la denominación ha cambiado a » taller municipal de instrumentos musicales «, es decir que cada profe enseña lo que necesitan los alumnos y luego en el espacio de ensayo se socializa y se arma el arreglo con lo que todos tocan. El taller posee su ventana a la comunidad que es el «Ensamble municipal de Instrumentos Musicales» donde se muestra un poco el producto de todo ese proceso”.

Lejos de ser una dificultad a la hora de enseñar, Nicolás destaca que desde hace unos años “hay una gran franja de edades donde todos se integran muy bien en un clima humano excepcional”.

Por último remarcó cómo el enseñar música es para él un proceso de retroalimentación donde se construyen vínculos que dejan huellas imborrables en la comunidad “pienso y sostengo que el músico debe guardar con su comunidad una relación de «legado» en el sentido comunicacional de una cultura, uno no solo es músico en el escenario, y en el plano personal para mi es una necesidad muy fuerte acercarme desde la docencia a ese proceso cognitivo que uno continuamente está actualizando para sí mismo y para los otros. Además, obviamente que poder dejar una huella significativa en las personas brinda la satisfacción de sentir que uno se empeña en construir un barrio, una ciudad, un país y un mundo mejor con el poder que solo el arte puede impulsar”.

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